Publicado en Diario de Noticias de Álava el 29 de abril de 2014
Hay frases que dejan huella. Suelen ser preguntas con tantas respuestas que uno no sabe con cual de todas darle en la boca al que las firma. La más famosa es la de “¿Por qué no te callas?”, pero el otro día asistí al nacimiento de una que también tiene su miga.
Leí en twitter a alguien que decía: “terminada la restauración del Monumento. Hemos aprendido que quien hace lo que no debe, tiene que responsabilizarse”. No pude menos que manifestar mi alegría y desear que cundiese el ejemplo entre quienes tienen despacho en la plaza de al lado del monumento. Entonces la voz que aprendía me preguntó “¿a qué te refieres?” y yo respondí con la brevedad propia de twitter que, aunque fuese muy evidente, me refería a lo bien que me parece responsabilizarse de lo que se hace mal, especialmente con dinero público. Pero como la columna me da un poco más de espacio que los 150 caracteres de un tuit me voy a explayar un poco.
Me refería a que en Vitoria podríamos montar un itinerario dedicado al gasto fallido irresponsablemente y con carácter no retornable. Podríamos empezar por el tranvía que pudimos tener gratis y acabamos pagando todos por responsabilidad de algunos. De camino a cogerlo pasaríamos por las oficinas de la calle San Antonio alquiladas a Anton para mejor no hacer preguntas ni comentarios. Llegados al final del trayecto veríamos de lejos la plaza multiusos que es más bien multigastos para ver si aumentamos los usos aunque sea con grandes descuentos. Y puestos a irnos lejos hasta podríamos intentar hacer un gráfico con el trajín Zulueta, monjitas, Kreas, universitys y mientras tanto Sancho el Sabio dando vueltas. De maquetas ni hablamos, ni de palacios de congresos y autobuses. Eso sí. Por fin hemos aprendido que cuando tu hijo pinta un monumento del centro eso ya no lo pagamos todos. A eso me refería, y me quedo corto de nuevo.
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