Tiempo de poda

Estoy triste. No me lo esperaba. Es tiempo de poda y le ha tocado a mi arbolario. Yo esperaba que me llamasen un día de estos o que me llegase un correo diciéndome el día que empezaba. Hasta tenía prácticamente escrita mi primera y hasta parte de mi segunda ramita del arbolario en su tercera temporada. Hoy he recibido la llamada. Pero no me han dicho el día que empiezo, sino el día que terminé: el 24 de junio. Siempre tuve dotes de adivino. Quizás por eso titulé a aquella columna con que acabé la pasada temporada: “Mañana diremos: decíamos ayer“.

Según me dicen, y me consta que así es, es costumbre de la casa renovarse para no morir y, habida cuenta de que entre la octava columna y el arbolario llevaba casi siete temporadas en la casa, pues me ha pasado como a las ramas de los árboles del retiro, que se podan las más viejas para que no se caigan encima de forma intempestiva y dejen crecer a las nuevas.

Una lástima para las viejas ramas. Pero corren nuevos tiempos. Antes los columnistas éramos como los relojes, uno para toda la vida. Se nos llevaba en la muñeca, en el bolsillo o se nos colocaba en la sala principal de la casa para que todo el mundo nos viera dar las horas. Cuanto más vetusto más caché. Hoy se ve que la antiguedad es un grado, si, pero es un grado más de temperatura a la hora de considerarte quemado, o cuando menos de ganar puntos para ser candidato al relevo.

Me da pena porque lo he disfrutado y mucho estos años. Escribir cada lunes para ser leido cada martes. Con las correcciones de mi señor padre, al que por cierto, al tiempo que a mi me han hecho un parado más parado a él acaban de jubilar más aún, que me pierde su oficio de corrector. Lo siento porque aún siendo poco tiempo el que me ocupaba, me llenaba en lo vital mucho aunque en la vital no quedase apenas nada. Me da pena por mis lectores, que sé que los había, por no haberme podido despedir de ellos como dios manda.

Me siento vacío, un poco más. Pero ese es mi problema. Eso sí, de momento ya tengo una ocupación… intentar publicar lo que Camba llamaría “mis páginas mejores”, una recopilación de las menos malas de las mas de 250 columnas que han salido con mi firma en estos seis años largos de feliz colaboración con el diario, al que no dejaré de agradecer nunca el soporte que me ha dado para desarrollar junto con ellos esta esquinita de mi vida.

Esa y buscar un medio por el que seguir escribiendo para que alguien me lea. Mientras lo encuentro, y como dirían en Casablanca, siempre nos quedará Arabaonline.com, digo París.

 

Leave a Comment

Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.