Valores, pesos y medidas

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 23 de septiembre de 2014

Se nos llena la boca hablando de educación en valores, pero tengo la impresión de que los valores de los que hablamos son los de los pesos y medidas. Y el caso es que deberíamos hablar más bien de los que nos hacen más humanos, de los que se basan en alegrías y aprecios más que en miedos y desprecios. Educamos en el temor y enseñamos a evaluar las situaciones en términos de relación de fuerzas más que de razones. Aplicamos a la educación aquello de que el pez grande se come al chico y colocamos la cadena trófica como fundamento de la convivencia.

Nadie para su camión en la pista de un aeropuerto salvo que sea Foronda y de día. ¿Porque el aeropuerto es para los aviones? No, porque el avión es más grande que el camión y te lo destroza. Tampoco sé de mucha gente que pare su coche en el acceso a una cantera. ¿Por no estorbar? No, porque te lo puede arrugar un camión de 30 toneladas. Uno no se para a saludar a un amigo en la calzada. ¿Para no interrumpir el tráfico? No, para que no te pase un coche por encima. En muchos sitios uno la liaría parda pero se comporta como un caballero. ¿Porque esa es la forma adecuada de comportarse entre humanos, aunque sean banqueros? No, por las armas y los músculos de los que velan por tus buenas maneras.

Este tipo de educación hace que, cuando uno no percibe el riesgo o la inferioridad, no perciba tampoco el derecho del otro. Por ejemplo. Es fácil ver a gente haciendo en el bidegorri lo que nunca haría justo al lado donde el asfalto es gris en vez de rojo. Lo mismo da que sea un grupo de amigos despidiéndose que los jardineros municipales cortando el césped y usándolo como plaza de aparcamiento. Es fácil ver bicis haciendo entre peatones lo que no harían entre autobuses, y es fácil ver banqueros haciendo entre nosotros lo que nunca harían entre ellos, aunque esto último no lo tengo tan claro.

 

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