El sexo es el pan y circo liberador del siglo XXI. No es el mercado, son ellos y ellas y somos nosotros, todos y todas. Es el opio del pueblo que como la religión promete el paraiso y la liberación a cambio del silencio y la sumisión.
Apenas nos van quedando cajas de Pandora por abrir. El mundo en que vivimos está lleno de truenos escandalosos que nos abruman y de relámpagos incandescentes que nos ciegan. Uno ve a diario cosas que le sorprenden. Quejas amargas sobre realidades que uno pretendía camino de la extinción y que sin embargo resurgen con más fuerza que nunca. Y uno las ve en un mundo que se basa en paradigmas que colocan al sexo por encima de todas las cosas, y lo hacen como un factor de liberación y un síntoma de lo libres y modernos que somos, como si sólo con eso lo fuesemos, avanzados y libres me refiero. Pero es peligroso hablar de ello. En tiempos de pensamientos únicos y simples no se puede mezclar nada, ni tan siquiera insinuar interacciones, relaciones o cualquier tipo de acciones, no es políticamente correcto salvo que sean sexuales y aún en ese caso coherentes con la liberadora línea en boga. Perop el caso es que cuanto más avanzamos más nos adentramos en una sociedad y una cultura hipersexuada. Sé que se me podrá arguir que es la ley del mercado, que los medios dan lo que las audiencias reclaman. Pero esa discusión es vieja. Tan vieja como los círculos viciados y viciosos que aun siendo redondos siempre caen sobre el mismo lado, siempre dejan al mismo arriba y al mismo abajo, como en una perversa y trucada rueda de la fortuna del tarot. Yo más bien creo que el sexo es el pan y circo de hoy. Y en según que actitudes no solo no lo veo nada liberador sino todo lo contrario. Usando la interesadamente calificada como caduca terminologóa marxista clasica, el sexo es hoy en día el opio del pueblo, un factor altamente alienante, que, como en su día lo hizo la religión, promete el paraiso, el éxtasis y la liberación a cambio del silencio y la sumisión en el resto de los órdenes de la vida, los que interesan a las fuerzas interesadas en mantener las cosas como están. No hay cambio de paradigma moral, se sigue tratando de lo mismo, de distraer a las masas para seguir amasando. Y el sexo vende, y vende convenciendo de que libera, de que es revolucionario, sin dejarnos caer en que el modelo de sexo que se nos vende es en esencia reaccionario y altamente conservador en lo que a roles y otros usos se refiere. Y claro, si uno dice lo que digo yo ya se sabe a que repertorio de sonrisas se enfrenta… del “no se te levanta”, al “lo que pasa es que no pillas” pasando por “meapilas”, “raton de sacristía”, etc. etc. … Pero bueno, yo solo digo que me parece curioso cómo medios de comunicación cuya línea editorial es, por ser suave digamos que conservadora, cuya trayectoria y público modelo es congruente con la moral católica, abrir su edición on line con portadas como esta, en la que titulares como “En brazos de un sonámbulo sexual”, “la chica de la barra” ocupan puestos relevantes, mientras que noticias como la de los refugiados asfixiados en austria, etc. etc casi ni aparecen. Curiosa también la diferencia del tipo de noticias de portada en la edición de papel y en la edición on-line. Un motivo más para rezar pidiendo a dios, sabe quien, que el papel no desaparezca, porque uno podría sentir pavor del mundo ibre este al que nos lleva internet en manos de estos hombres, mujeres y viceversa del siglo XXI.
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