Atchuss, Jesús.

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Dos trofeos tengo, uno de teatro y otro de bolos. Uno lo gané hace años, el otro me lo dieron ayer. El premio lo disfruté antes de recibirlo. No suelo ir mucho al teatro, cosa de la que no me siento orgulloso. Ayer disfruté viendo y riendo con Atchuss. Si los textos de Chejov no son malos, la adaptación y fusión que hacen Enric Benavent y Carles Alfaro no se queda a la zaga. La escenografía es de las de estudiar, y la interpretación de Adriana Ozores, Malena Alterio, Fernando Tejero, Ernesto Alterio y el propio Enric Benavent bajo la dirección de Carles Alfaro ponen el resto. Cuando acabó la obra nos dieron los premios. Un momento emotivo. Yo como era el segundo subí el primero. Pedro Espinosa y Jenny Prieto hicieron de maestros de ceremonias. Nos dieron unos detallitos, posamos. Fuimos felices y nos marchamos. A por otra dentro de un año. No hablamos, no dijimos palabras. Si hubiesemos tenido que decirlas, estas hubiesen sido las mías:

Cuando te dan un premio y tienes que decir algo, siente uno la tentación de ser como cura en funeral y, aprovechando que tienes auditorio, quedarte a gusto. Decir que está uno cansado de vivir en la ciudad de las semanas. Pedir a quienes organizan lo cultural que potencien el lado femenino de la ciudad, ese que nos hace capaces de hacer varias cosas a la vez. Que podemos aguantar, cualquier día del año, oir una radionovela por la mañana, tomar el vermú mientras escuchamos jazz, ver la tele, disfrutar con un mago, tomar unos vinos de marca y ya en la media tarde irnos al teatro, o a un rock festival. Que no hace falta que hagamos una cosa cada semana y nada más.

Pero hablando de radionovelas, mejor protagonizo un clásico de la radio, el del momento “¿puedo saludar?” Y saludo a Olivia, mi hija, que aguanta estoica en el asiento del patio de butacas, y a Jose Ignacio y Mari sol, que están en casa, y a Pedro Espinosa y Marta Monfort, y a Carmen Sanesteban, y como no, a Enrique Loyola, buen compañero de jardín de infancia y mejor director. Eskerrik asko

Y despúes se baja uno, estrecha manos, se alegra de ver a Iñaki, al que conoció como concejal de a pie y se alegra ver de edil de cultura, y a Enrique Ruiz de Gordoa, y a Maite Urdingio, que le llama entre el público, y a Amparo, de la oficina del Festival que le saluda con cariño, y se va a tomar algo con Blanca, que ya hacía tiempo, y pronto para casa, a esperar un rinconcito en la sección de Fiestras.

PD.- Alguien me preguntó por el dibujo de mi camiseta. Es el momento culminante de una canción de Johnny Cash, que se titula A boy called Sue, toda una historia… que puedes ver aquí subtitulada y todo.

 

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