Publicado en Diario de Noticias de Álava el domingo 16 de octubre de 2016
De un tiempo a esta parte si hay un lugar donde la expresión “meterse en jardines” cobra todo su significado ese es Vitoria – Gasteiz. Y todo porque a veces el verde se vuelve sepia y los matos crecen por encima de las hierbas. Todo muy vintage y parece que hasta sorprendente. La cosa es que esto ocurre, cuando ocurre, generalmente en los aledaños del mes de agosto, especialmente cuando éste es caluroso, de ahí precisamente que antaño se le llamase agostar. Se agostó la capital en agosto, pero no debió ser cosa municipal, porque el territorio estaba igual. Así que o era una confabulación interinstitucional, o algo de carácter sobrenatural, o natural a secas, y nunca mejor dicho.
La cosa es que el rebaño que somos nos hemos puesto a opinar, y como un cordero más vengo yo a dejar en el aire una propuesta sostenible y natural. Cosa tan simple como juntar jardines y rebaños.
La solución a nuestras cuitas sería tal que esta: compramos un rebaño de churras, merinas y hasta latxas; sacamos a concurso una o dos plazas de persona pastora y a pastar por parques, jardines, rotondas, medianas y solares varios. Todo resuelto. Dejaremos los matojos a la altura del barro y encima abonados. Super Green. Y eso sin pensar en los valores añadidos. La txabalería aprendiendo a ordeñar, esquilar y hasta a cuajar quesos idiazabal en plena capital. Para adultos con fama, de la mala, talleres para cardar la lana y para líderes en ciernes, prácticas en vivo de pastorear rebaños. Hasta corderitos tendríamos en navidad para alegrar las mesas de los comedores municipales y ovejas de verdad para el belén de La Florida. Ganaríamos premios internacionales, y hasta reharíamos la letra de la vieja canción: tiene Vitoria mil bellezas que admirar, plazas, jardines y rebaños, orgullo de la ciudad.
La imaginación al poder y para meterse en jardines, los rebaños.
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