Publicado en Diario de Noticias de Álava el domingo 4 de Febrero de 2018
En este mundo necio en que vivimos tenemos que buscar palabros en idiomas que no entendemos para ver si así somos capaces de decir algo. Eslou Chopin es más o menos como vendría a sonar Slow Shopping en el inglés que me enseñó don Timoteo allá por los años setenta. Esto podríamos traducirlo algo así como “comprar tranquilo”, y hasta podríamos vivirlo como lo hemos vivido los más viejetes y como lo van dejando de vivir los jovenzuelos. Porque el Eslou Chopin, que pensaba que me lo acababa de inventar pero que resulta que ya existe como movimiento, es uno más de esos frentes que tenemos abiertos para recuperar el control sobre lo nuestro. Se trata simplemente de tomarnos nuestro tiempo para hacer de las cosas más fines que medios. No es cuestión de hacerlo deliberadamente despacio, sino de no hacerlo necesariamente corriendo. Lo mismo me da que hablemos de comer, de viajar, de beber y hasta de comprar, incluso cuando compramos el periódico. En todas las cosas que hacemos día a día, además de hacer las cosas que hacemos, hacemos una que es la que más nos debería importar: vivimos. Y cuando vamos a comprar una manzana hablamos con el frutero, y lo hacemos después de hablar con el cliente que nos antecede y con el que nos viene detrás. Y nos vamos a casa con la manzana y con una, dos o tres conversaciones. El Eslou Chopin nos debería llevar a reclamar espacios en los que comprar sea mucho más que un evento económico. Sitios como las tiendas o ekonomatos que persisten o nacen en nuestros pueblos. Y también a lamentar que desaparezcan sitios como El Revistero, donde comprar un periódico siempre ha traído extras, de información, de emotividad y sobre todo de vida. En breve cerrará. Es sólo una lonja en un entorno en el que se compran y venden manzanas sin hablar. Pero para muchos de los clientes de Ane y Ricardo es mucho más.
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