Publicada en Diario de Noticias de Álava el domingo 24 de junio de 2018
Empieza uno a estar cansado de puristas sin modales que terminan cayendo en aquello que dicen querer erradicar. Cuando decimos “No es no” reclamamos el derecho a negarse a participar en algo. A veces incluso no se trata de fondos sino de formas, maneras, momentos o lugares. En definitiva hablamos del derecho a ser distintos y podernos expresar cada cual a su manera. Nada de esto se respetó el jueves en la Virgen Blanca. Y da que pensar que en un fin de semana en el que se reclama, y entiendo que con razón, más presencia femenina en los escenarios, uno de los dos grupos compuestos íntegramente por mujeres que nos han visitado se vuelva a casa con un bajo roto y el amargo sabor de los insultos recibidos. ¿Y todo por qué? ¿Por estar a favor de la puesta en libertad de unos convictos despreciables? No, no lo están. ¿Por despreciar a alguien? No, mostraron su respeto a la concentración y su motivo y dijeron, eso sí, que cada cual expresa su rabia y su indignación a su manera, y que la de Las Furias era hacerlo con ruido. ¿Por invadir un espacio con su ruido tapando otras voces? Pues tampoco. Era una actividad prevista y legal en el espacio y horario concedido por el ayuntamiento a tal efecto. Estaba en marcha antes y siguió después. El espacio se puede compartir, siempre desde el respeto al que lo está usando, o buscar otro, que los hay y bien cerca. No hubiese habido problemas en hacer cosas juntas pero no hubo voluntad de ello, simplemente se trató de imponer una forma concreta de expresar la rabia, la indignación y el rechazo. Y lejos de entender que hay otras y que a cada cual asiste su derecho de participar o no en las que cada cual quiera y de expresar las cosas a su manera, la cosa degeneró en insultos, agresiones y descalificaciones. No es no, y en casos como este, la conclusión del asunto es, simple y llanamente, que así no.
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