Publicado en Diario de Noticias de álava el miércoles 17 de octubre de 2018
Encontró en el buzón un aviso de un certificado de la Tesorería General de la Seguridad Social. Estos no mandan certificados para decirte que te ha tocado la bono loto, Se dijo y se preocupó. Al día siguiente lo recogió. Un folio en blanco para el nombre y la dirección y dos hojas más a todo color. Un texto lioso y muchos números. Bueno, muchos no, el mismo y un cero repetidos muchas veces. Empezamos bien, se dijo cuando vio aquello de Artistas y Profesionales Taurinos. Pero si yo banderillas las de huevo y muletas las del abuelo cuando le saco de paseo, y artista… Consiguió entender pese a no ser leguleyo, que tenía que elegir entre dos opciones para encajar ciertas cotizaciones en su vida laboral. Se puso a mirar los números adjuntos y descubrió sorprendido que todo daba igual, que lo que en una columna era 86 en la otra también, y lo que era cero, lo era aquí y allá, lo mismo da. Cayó en la cuenta entonces de aquellos días del rodaje del 3 de marzo. Recordó que además de hacer su modesto papel de figurante firmó unos cuantos. Lo que cobró no le dio ni para un menú de sidrería. Y ahí estaba, condenado a elegir cómo acomodaba aquellos cuarenta y poco euros por jornada en su vida laboral. Y por más que miraba aquellas hojas certificadas y en colores, lo mismo daba que daba lo mismo. Echó cuentas y pensó en los más de 900 sustos que se estaban llevando figurantes del 3 de marzo. En los 3.000 euros en certificados, en las 9.000 caras impresas a todo color y los 3.000 folios en blanco. Y eso sólo en Vitoria y para los del 3. Y todo porque alguien no ha pensado en poner en el programa que genera las cartas aquello de: si lo mismo da entonces no envíes carta. El figurante pensó que quizás había llegado el momento de repetir aquellas asambleas y manifestaciones, pero no para una película de ficción. Pero justo eso, lo pensó.
(reproduzco el texto y las hojas para que pueda comprobarse lo que comento en la columna)
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