Publicado en Diario de Noticias de Álava el miércoles 19 de diciembre de 2018
Decía el maestro Davis, que de música sabía un rato y de otras cosas también, que “el silencio es el ruido más fuerte”. Añadiría yo, que de música sé poco y de otras cosas tampoco, que por desgracia y a fecha de hoy, el silencio es, a menudo, el ruido más escaso.
Va uno en el tranvía o en el bus sumergido en sus pensamientos y se ve de pronto pescado de su mar de silencios y ahogado en una conversación que ni te va ni te viene. Si oyes sólo la mitad te acuerdas de quien inventó el móvil, y si la oyes entera del gran invento que son los auriculares y de lo poco que se usan.
Hablando de auriculares, ocurre a veces en bares de esos que te gustan por su música, que te miras en los bolsillos a ver si por casualidad tienes unos de sobra para cedérselos con gusto al vecino de barra que, a tu lado y a todo trapo, se divierte con el reggetón que le han mandado por whatsapp.
Y hablando de música y músicos, y de silencios y palabras, qué decir de ese público, a veces familia y amigos incluidos, que aprovechan los conciertos, sean gratis o de pago, para ponerse al día de amores y desamores, paros o trabajos y hasta para comentar las incidencias del último partido.
Si la música suena alta levantan la voz, y si el espectáculo es intimista y delicado les da igual, la levantan también.
Por eso me gusta, me encanta y la suscribo en silencio, la iniciativa que han puesto en marcha un par de enmascarados ilustradores ilustrados. The Zuzenders se hacen llamar, y piden algo tan simple como respeto para los van a los conciertos a darlos y a escucharlos, o sea, a lo que hay que ir. Y es que para quien tiene mucho de que hablar hay sitios mejores donde ir.
Por eso, desde aquí me sumo a la iniciativa, y así en bajito, incluso mejor aún, en un papelito sin doblar para no hacer ruido, os paso unas señas: www.bandatwork.top. Silencio, banda de músicos trabajando.
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