Publicado en Diario de Noticias de álava el miércoles 22 de mayo de 2019
Me gusta revisar de vez en cuando viejas películas. Este fin de semana ha tocado una de las grandes: Bienvenido Mr Marshall. Una historia tierna y cruda a la vez que habla de sueños y de despertares con escenas impagables y personajes de los de recordar. Ese alcalde, al que todos quisiéramos en la familia pero pocos en la casa grande, asomado al balcón y diciendo aquello de “como alcalde de este pueblo os debo una explicación y esa explicación que os debo os la voy a pagar”. Ese empresario asesorando al alcalde y empujándole por el camino de las quimeras hasta convertir el pueblo en un gran decorado con los vecinos disfrazados. Esa noche previa en la que con los ojos cerrados hasta caen tractores del cielo. Ese despertar amargo al ver como pasan los “haigas” de largo.
El plan Marshall se deshizo como el humo entre la niebla. Sólo queda por despertar el diputado de hacienda que sigue soñando con el IVA de los 50 millones. Es hora de pensar mientras plegamos las guirnaldas. Pensar en que tenemos planes nuestros que valorar. En que no es necesario que te vean para ser alguien. Que tenemos ojos propios aunque traten de convencernos de que sigamos mirando al dedo que apunta a la luna. Que a falta de los del Buesa, los punkies del Iradier, igual que de aquí a un mes los Azkeneros dejaron secos los floreros. Que aunque hemos perdido el oro de Moscú, hablando de planes nuestros, nos queda el asfalto de Maeztu. Sin ir más lejos, este fin de semana, el sábado 25, un buen plan: el Mendialdea Music Festival. Creado desde abajo. Música y mucho más a golpe de voluntariado del de verdad. Un plan para hermanar y mirar más que para ser mirado y facturar. Van por su tercera edición, sin hacer mucho ruido, pero cumpliendo los objetivos, y de ellos el primero: no depender de Marshall ni del Zar, sino de creer en uno mismo y ponerse a trabajar.
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