Lunes por la mañana, El ARF 19, ya sólo es un recuerdo. Dos días más de un año más. Yo he de reconocer que lo esperaba con mucho entusiasmo, especialemente la jornada del viernes, y he de decir que me llevo buen recuerdo, si señor.
Empecé la mañana en el archivo, con mis cosas a vueltas y me perdí el concierto de la virgen blanca. Con el de Los Brazos el día anterior y un poquito de las Amorettes ya cumplí mi cupo y además, para que lo vamos a negar, había que dosificarse un poco que luego la cosa se hace larga y los años no pasan en balde.
Llegué a Mendi a tiempo de ver a los australianos The Living End, y empezé con buen pie. Una propuesta muy británica con momentos que recordaban a The Jam, momentos con sonido Beatle, algunos guitarreos que se podían ir hasta ecos de Zeppelin, en fin, un buen bolo, ágil y divertido, con un trío en escena al que no se comía el escenario. Igual lo del contrabajo de madera ayuda, pero no sólo fue eso.
Despúes pasamos un poco por los luceros, una propuesta más en el estandar Azkena, y en seguida a darlo todo con los StrayCats. Son lo que son y lo siguen siendo. Y funcionan como siempre han funcionado, bien.
Para recuperarnos de los sudores cambiamos de escenario y de rollo y con Black Berry Smoke, volvimos a un resgistro más Azkenero. Bien también, que no todo va a ser saltar. De ahí nos volvimos al escenario grande a ver desde buen sitio a los B-52’s. Ahí la parroquia se dividió. A mi que les conozco desde que irrumpieron en escena hace 40 años me encantó verlos. Tocaron casi todos sus temas de sus primeros discos y evitaron concesiones más comerciales como su archiconocida versión del tema de los picapiedras. Yo disfruté como un enano, y los que somos fans de este grupo también. Los que no, se pensaron que era una broma indigna del Azkena, pero es lo que hay.
El viernes me fui a casa completo y satisfecho. Cinco grupos en dos registros, y encima bien rodeado y feliz.
El sábado sin embargo no me divertí tanto. Llegué cuando sonaba Tesla, que bueno, pues bien pero no es lo mío. Oí de lejos y sentado a Neko Case. Igual más para el Principal que para el Azkena, pero muy bien cantado. Un concierto muy de recuperar. Wilco subió un poco el nivel, pero seguíamos estando un poco en ese registro de intelectualidad más que de darlo todo, y después de cenar nos acercamos a The Cult. Yo particularmente los vi un poco espesos. Sólo al final se vinieron un poco arriba y nos dejaron más animados para dar lo que nos quedaba en el trashville. Al final contentos para casa y a recuperar. Una buena edición y como siempre, lo mejor, encontrarse y saludar. En 363 días volvemos a la carga.
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