16 de julio de 2019. 20:30 horas. Pabellón de Mendizorroza. Golden Gate Quartet. Paul Bremby, baritono; Frank Davis, primer tenor; Michael Robinson, segundo tenor; Terry Francois, bajo; Daniel Pines, piano; Jöel Rocher, bajo; Pascal Riou, batería. Buena entrada con algunos claros.
Pues ale, después de las previas ya estamos metidos en faena en esta 43ª edición del Festival Vitoriano y lo hacemos, respetando en este punto la tradición, con el ya habitual concierto de Gospel. Eso sí, si hacemos caso a las propias palabras del lider del grupo, no fue un concierto de Gospel, sino de negro espiritual, que ya puestos a aclarar y sigo con sus palabras, es el principio y el origen de todo: del gospel, del jazz, del blues, del R&B, del rock, del pop y hasta del hip hop.
Ya sobre el papel se veía que era más una noche de esos preciosos arreglos vocales de a cuatro que de los floridos arreglos corales con que las grandes agrupaciones de Gospel hacen saltar a los asistentes. Con ganas que van ellos a esto de saltar cualquier atisbo de animación era rápidamente seguido con las palmas por el público, al que, por otra parte, parecían incomodar los asientos del vetusto pabellón, porque a la que podían se ponían en pie como movidos por un resorte.
La noche tuvo un poco de todo. Hubo todo un surtido de clásicos, desde el Nobody Knows, al When the Saints, pasando por el Jherico y terminando, como no podía ser de otra forma con el Oh Happy Day. Entre medias, temas propios de los Golden Gate, sermones varios e incluso algo de teletienda, que por mucho que nos mueva el espíritu lo que nos da de comer son los cedés.
A mi personalmente hubo momentos que me aburrió un pelín. Muy sensible, pero donde otros se llevan los clásicos al terreno de la marcha, a tempos rápidos, estos se los llevaban uno tras otro atrás, como buenos interpretes de negro espiritual. Echaba uno de menos a la figura del apoderado en la barrera gritando al maestro aquello de ¡vámonos parriba que los perdemos maestro! o aquello otro de ¡menos chorradas y dales grasa que estos quieren bailar!, pero bueno es lo que hay, y tampoco es que sea malo.
El trío que les acompañaba discreto, que para algo eran los que acompañaban, y además se trata de ir entrando en calor. Hoy el día amanece brumoso, pero con una oferta suficiente para disipar las nubes, mañana la contamos.
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