Pueblodojas

Publicado en Diario de Noticas de álava el miércoles 16 d octubre de 2019

De vez en cuando me da por inventar palabras. Te van creciendo en la mente mientras transitas por el mundo con la actitud esa del pastor en el campo, el jubilado a pie de obra o el aldeano esperando a que escampe: observando y tratando de entender, redes aparte, mirando cielos, tierras, bichos, árboles y sombras en las rocas. Así andaba yo estas semanas viendo la creciente preocupación que hay por el despoblamiento del mundo no urbano en general y del nuestro en particular. Y el caso es que poniéndolo en contexto intuía una cierta paradoja que no acababa de ordenar. Ayer, volviendo para casa, saltó una chispa entre mis neuronas y ¡zas! surgió el palabro: “Pueblodoja”. Tampoco es que sea un genio creando palabras, evidentemente es una mezcla de pueblo y paradoja. Pero es que no deja de serlo que, por una parte, haya tanto urbanita declarándose nosequeano o nosequeista y más amante del campo que el campo mismo; que haya voces contra los coches, contra el ruido, contra las farolas, (bueno salvo alguna), contra los plásticos, el estrés, la masificación, vamos, contra todo lo que implica y representa lo urbano, y que por otra parte, y ahí va la “pueblodoja”, crezca la preocupación por la despoblación de lo que queda allende la ciudad. Parecería que estos son dos problemas que se complementan a la perfección. Si tanto gusta lo natural, ¡anda que no hay campo! Pero claro, lo natural gusta con el parque de césped cortado y regado debajo de casa, el perrito en el sofá y el gato en instagram, y la tierra de verdad es dura, más aún si la queremos sólo para disfrutarla como una postal que otros cuidan y no como lo que es, una vida con mucho que gozar, hasta el trabajo que lleva. En fin, que es muy bonito ver documentales y tal, pero ya lo de los gallos cantando de madrugada y esas cosas parece que así para diario… mejor instagram.

Leave a Comment

Límite de tiempo se agote. Por favor, recargar el CAPTCHA por favor.